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Antonio Tello
Un silabario de arena
Poeta y narrador, nació
en Argentina en 1945. Reside en Barcelona desde 1976. Tras publicar en 1973, el libro
de cuentos El día en que el pueblo reventó de angustia, en 1987 dio a conocer su
primera novela, De cómo llegó la nieve. A ésta siguieron dos años después los
cuentos de El interior de la noche. Su segunda novela, El hijo del arquitecto, fue publicada en
1993 y la siguiente, Los días de la eternidad, en 1997. Asimismo ha publicado los ensayos
El Quijote a través del espejo, Extraños en el paraíso, Historia del siglo XX,
entre otros. En 2004 edita en Candaya el poemario Sílabas de arena. Para una
panorámica completa de su obra, véase la página: www.eldigoras.com/eda/t01/biobibliografia.htm
Paréntesis
Detrás de los barrotes arqueados por el ansia de la luz
la mirada advierte una hora muerta en mi sopa.
Un mono de Gibraltar que resbala en la piel de una coma.
Un gorrión de Argentina que picotea los granos de su nombre.
Una tortuga de Grecia que sigue un rastro de pausas de Corinto.
Una mujer sin nación que ciñe el hueco de mi cuerpo y
(entre paréntesis),
mi voz que se precipita por un tobogán de puntos suspensivos.
Ø
Esa cifra sin rostro que contiene el universo
es un grano de nada amasado con el barro.
Un eco de silencio en la carne; un vestigio de
la inteligencia que rige la matemática del día.
Entre el alba y el ocaso, el cero opera la combinación
de notas que compone el sonido y se da al juego
de los signos; a la aritmética de la voluntad que construye
el mundo; a la geometría de la soledad que traza
las planicies y al cabo, cuando la noche llega
y el esfuerzo de ser humano lo fatiga, se entrega a
su propia sombra. A la nostalgia de ser el número.
Odiseo
Escribo.
Anudo palabras para conjurar el olvido.
El mar. El olvido es el mar,
la líquida circunstancia del tiempo,
y la memoria, esa borra de luz que dejan los días,
acaso una isla. Ítaca, por ejemplo.
Navego a Ítaca.
Atado al mástil atravieso el laberinto
de voces que brillan y mudan de sentido.
Odiseo bajo las estrellas.
Extraño del mundo, su grito crece a la deriva:
¿Dónde está Ítaca?
¿Dónde está la tierra que me nombra?
¿Dónde esta la palabra que habito?
Escribo.
Con un hilo de voz coso
la trama que me sustenta:
Odiseo enamorado de las sirenas
y, sin embargo, sujeto
al índice al cual se anudan las palabras,
a su nombre, al tiempo,
tejido y destejido a la distancia.
En Ítaca...[escribo].
soy acaso ese poeta
emisario del silencio
en retorno a su patria
recuerdo espejismo
acaso ese ciego que navega entre islas de conciencia
extranjero de la luz
sujeto al mástil de su propio sueño
que surca las tinieblas la tempestad
el canto de las serpientes que copulan con los dioses
el olvido
oh poema qué derrota es ésta
dónde está la carta de palabras
el mapa de las estrellas
los signos de navegación de la memoria
detrás de qué horizonte está la voz que construye mi nombre
que ara mi tierra que habita mi casa
entre los ojos de los muertos que flotan en el vacío
naves del diluvio surcan el silencio
los sobrevivientes viajan a los confines
huyen o buscan la respuesta los aflige
atrás quedan hundidos en el cieno los cadáveres
de sus parientes las víctimas de lo inaudible
también ellos lo son han perdido sus rostros
y sus cuerpos la facultad de pronunciar las heridas
a tientas navegan entre fonemas sin sentido
pues nada les queda sino la angustia de seguir
de seguir acaso atraídos por esa cifra sin nombre
ese alfabeto no humano que anida en el origen
la marea va y viene olvidada de sí y una
bandada de palabras vuela a otra parte
otras se lanzan y se lanzan sobre las aguas
y se elevan con peces en los picos chillan
ocultos por una niebla de escamas los
ángeles les disputan los restos hay furia
y la furia deja en la arena profecías del presente
que leo en vano los huesos del alfabeto se deshacen
tan
aún solo
espora
de sueño
en el aire
aún
la bestia ruge
en el laberinto deseo
ovilla la ausencia
con un hilo de voz
atrás el mundo tan solo
el sentido
tan
lejos
la espada
tan lejos
lejos
la herida tan
honda
aún
nudo
de tiempo
nada digo tan solo
nada
digo
solo
solo
nota al borde del mar
tan
ancho
tan infinito
tan infinito
tan
aún
ave
aún
sueño
aún
aún
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