Más poetas de Barcelona (3)
Jonio González
Nacido
en Buenos Aires en 1954, reside en Barcelona desde 1982. Junto con Javier Cófreces fundó
en su ciudad natal, en 1981, la revista de poesía La Danza del Ratón. Como
traductor de poesía ha vertido al castellano a Sylvia Plath (Tres mujeres,
Zaragoza, 1992; Barcelona, 2001), Anne Sexton (El asesino y otros poemas,
Barcelona, 1996), Charles Simic, Robert Creeley, Kathleen Raine, John Berryman, Elizabeth
Bishop, entre otros. Asimismo ha escrito diversos prólogos para ediciones de poesía,
entre ellos: Poesía escogida, de Blanca Varela (Barcelona, 1993). Colabora
habitualmente como crítico de jazz y de literatura de género en publicaciones
especializadas. Ha publicado, entre otros, los siguientes poemarios: El oro de la
república (Claraboya, Buenos Aires, 1982); Muro de máscaras (Tierra Firme,
Buenos Aires, 1987); Cecil (Utopías del Sur, Buenos Aires, 1991); Últimos
poemas de Eunice Cohen (Plaza y Janés, Barcelona, 1999), y El puente
(Emboscall, Vic, 2001; Ediciones en Danza, Buenos Aires, 2003).
de Muro de máscaras:
John Cage: palabras para Marcel Duchamp
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Parece que hubiera avanzado
mucho, pensó, pero no puedo
haber llegado lejos porque
aún estoy con vida.
Ambrose Bierce |
hazte a la medida
de tu incertidumbre
Juguete rabioso
Acaba de comprenderlo todo.
Jules Verne
¿No era ésa la ley de la vida?
Jack London
dispón las redes
y husmea
la losa arde
el vientre del comercio humano
15, Avenue Junot, de Tristan Tzara a Adolf Loos
yo descubrí que mi casa se hallaba
ubicada precisamente en una parte así
del universo, retirada y siempre nueva y sin mácula.
Henry David Thoreau
querido amigo:
este palacio
es un árbol para mí
en cada rincón aún perdura
el esfuerzo de un hombre
tengo a bien gozarlo
como una presa fugaz
un artefacto de mi organismo
cuando abandone
la clandestinidad de mi negocio
prometo visitarlo
con los ojos inesperados
de la tierra
*****
de Últimos poemas de Eunice Cohen:
Rabino
si todo peso es ligero
con respecto a otro
y la moneda en la mesa
es un signo del hambre
si una vara de oro
mide igual
que una vara de sueño
¿por qué apoyar la frente
en la luz
a la hora doméstica
en que la verdad se revela?
sólo el hombre justo
sabe que no lo es
Atropos
si enciende la luz
estas flores pierden su color
indiferente
la penumbra esparcía
su aroma por la casa
estoy de pie frente al espejo
y oigo sus pasos en la sala
también en la penumbra
se marchitan
Tigresa
una mirada
dos miradas
su respiración apenas si se agita
este mesías
yace mudo a mi lado
inválido
en su inteligencia
Verónica
el párpado es un grito
la boca apesta
y hay espinas
donde la llama desciende
nublando la vista
mírate
despojo con tu nombre
al margen del camino
hacia tu cuerpo verdadero
en cada llaga la promesa
que simule el silencio
Perro negro
el hacha de los actos
semeja el pensamiento
una palabra es una palabra
yo disipaba tu realidad
te esperaba cada tarde
eufórica
doméstica
una palabra es una palabra
y la cuerda que te até al cuello
fue la cuerda que me até al cuello
un señuelo
una palabra es una palabra
no deja deuda sin cobrar
Retrato de Annie
algunos conocen la aventura
están sujetos a la tierra
como a un espanto
yo no soy mía
más que de esta mano
que recorre mi cuerpo
frente al espejo
ah oscura luna desheredada
desazón del oro en la moneda
Alibi
no estaba lejos
aquel resplandor alado
aquel susurro de luz
que ponía fin a todo
(avísame cuando se hayan ido)
y yo
aferrada al pasamanos
como al liquen
que muerde las rocas
me apartaba del silencio
para regresar al silencio
me desvanecía como la hierba
en el estrépito del fuego
Festín salvaje
sobre el plato una batalla
en que no alcanzas a oírte
los labios se cansan de reír
hay un cadáver dispuesto
que no profetiza su belleza
le hincas el diente y sabe a tierra
le hablas pero no responde
y el sendero se arrastra bajo tus pies
buscando otra mesa
donde justificar el hambre
*****
de El puente:
a cielo abierto se hundían los barcos
en el limo verde y espeso los veíamos desaparecer
-el agua hervía en torno a ellos-
y creíamos que sus viajes los habían justificado:
jamás nos preguntamos si semejante pensamiento
respondía a alguna clase de ignorancia.
el encuentro de los náufragos
suele ser silencioso
explican su participación en la tragedia
con frases intercambiables
pasado el tiempo pretenden olvidar
o no pueden olvidar
o no se permiten olvidar
viven sedientos del agua
que les llega al cuello.
¿con los ojos de quién me miro
cuando me miro en el espejo
quién lee las palabras que leo
me roza al pasar
toma mi muñeca por un fugaz instante
y se pierde
en el recuerdo del deseo?
cuando llaman a otro
es a mí a quien llaman.
mientras esperábamos que el enemigo temblase
él iba haciendo el recuento de nuestros rostros
sin separar un día de otro
un acto de otro
una mirada
todos éramos uno
al fin.
*****
Inédito:
La laguna
no busco mi sombra
en las sombras que proyectan los palacios
sin embargo
mi silencio apenas se distingue del rumor de las islas
con cada palada se precipita una estrella
entre la oscuridad y el abismo
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