TBR: Asegura usted que no es posible planificar detalladamente el tipo de
libro que escribe. ¿Qué método usa en la práctica?
N.H: .Empiezo con un fragmento de narración, o un personaje, algo que
parezca tener resonancia para mi y que me permita explorar el tipo de tema que me
interesa. Pero no empiezo a escribir quizás hasta el cabo de un año, y mientras tanto
otros elementos se van añadiendo a la chispa inicial. Un personaje o una escena de otra
idea puede cobrar de repente un sentido en un nuevo contexto, las cosas se acumulan
Me siento entonces a escribir con una idea poco pulida sobre el principio, desarrollo y
final, quizás simplemente una impresión de tono más que puntos concretos de la trama.
Gran parte del trabajo, las bromas y las observaciones y los episodios narrativos menores,
vienen con la escritura en sí más que con la preparación.
TBR: Según usted la diferencia entre escribir novelas y guiones es que
las novelas no pasan necesariamente por las manos de un buen editor, mientras que los
guiones reciben un escrutinio exhaustivo y, por lo tanto, acaban mejorando. Sin embargo,
parece que la calidad de la escritura para el cine es mucho más baja que la de las
novelas contemporáneas. ¿Qué podría comentar al respecto?
N.H: Bueno, no estoy seguro de que sean comparables. Si te refieres a la sutileza
y la sofisticación, las novelas llevan la delantera, desde luego. Pero hay muchas que no
funcionan - les falta disciplina, forma, pierden al lector. Pese a lo que uno pueda pensar
de los guiones, suelen funcionar en lo que se refiere al público. Lo que quería decir es
si se sometiera a muchas de las novelas contemporáneas al alto grado de escrutinio por el
que pasa un guión - a veces por parte de las personas equivocadas, financieros y
productores que no sienten simpatía por el material - y si fueran lectores interesados
quienes lo hicieran, esas novelas mejorarían enormemente.
TBR: Tanto usted como Zadie Smith han declarado en distintas ocasiones
que como lectores y autores se sienten más americanos que británicos. "Mi contenido
es británico, mi estilo americano," ha puntualizado usted. Sin embargo, sus libros
le parecen muy británicos al lector extranjero. ¿Podría comentar este punto?
N.H: Tanto Zadie como yo escribimos sobre nuestras ciudades y países, pero
probablemente sentimos que la escritura americana nos ha formado mucho más que la propia.
Es esa sencillez e inclusividad americana, su alma, su carencia de alusión
Mis
propios héroes y modelos literarios, la gente que hizo que quisiera escribir, fueron
todos americanos: Tyler, Lorrie Moore, Tobias Wolff, Carver, Ford, Roth....
TBR: Martin Amis dice que las novelas deberían pasar la
prueba de fuego que es el paso del tiempo, pero usted asegura, sin embargo, que
"preferiría ser leído ahora y no en el futuro" y también que escribe para
divertir, tratando de "tocar las emociones de algún modo." ¿Es esta la
definición de escritor popular o tiene esto algo que ver con la manera en que se refleja
la cultura popular en sus novelas?
N.H: ¡Oh, ese rollo! Una cosa sí que sé: no puedes ser leído en el futuro A
NO SER que te lean ahora. Esta idea de que la Literatura puede sobrevivir de
alguna manera sin los lectores contemporáneos es nueva, y mucho me temo, equivocada. Hay
un tipo de escritura literaria especialmente aburrida que claramente se dirige a la
posteridad - no me interesa leerla, y, desde luego, no me interesa escribirla. En
referencia al reflejo de la cultura popular - no creo que esté relacionado con nada en
particular, ya que claramente se puede escribir sobre ella de modo que queda excluida. No
quiero que mis libros excluyan a nadie, pero si tienen que hacerlo, ¡preferiría que
excluyeran a la gente que siente que quedan por debajo de su inteligencia! Me parece
personalmente que vale la pena, y mucho, escribir libros que tratan de algo, que no son
libros sólo para la playa o de género, y que mucha gente lee. Se disfruta mucho más
cuando la gente te dice en un partido de fútbol (como me pasó anoche) que les encantó Cómo
ser Bueno - y no es gente que vaya a leer a Rushdie o a Bellow - que esperando
cien años a ser apreciado
TBR: Desde su punto de vista "el tema de la diferencia entre hombres
y mujeres ya no tiene vigencia." Es decir, hay que leer sus novelas como una
declaración a favor del entendimiento mutuo entre los sexos. Sin embargo usted - y en
cierta medida Helen Fielding - dicen también que esta nueva voluntad de entenderse pasa
por aceptar al otro sin ilusiones románticas. ¿No se necesita, sin embargo, algo de esto
mismo para que sobrevivan las relaciones?
N.H: No estoy muy seguro de que ésta sea la manera correcta de interpretar mis
novelas, pero bueno. Necesitamos la ilusión romántica para embarcarnos en las relaciones
cuando se inician - más tarde, sobreviven o fracasan por razones más prácticas.
TBR: El humor en sus novelas es uno de sus rasgos más singulares y
atractivos. A menudo ha criticado usted a la ficción literaria por considerar "poco
importante" la tarea de hacer reír. Pese a esto, sus novelas se van volviendo cada
vez más tristes; usted ha dicho incluso que le gustaría que fueran más tristes y más
divertidas la mismo tiempo. ¿Le preocupa que los lectores le puedan encasillar como autor
cómico y ver humor donde no lo hay?
N.H: ¡No me preocupa realmente nada! Escribo los libros que quiero escribir, y
los lectores responden o no. Sí que me importa asegurarme de que puedo seguir intentando
explotar todo el potencial que tengo.
Cómo Ser Buenos
TBR: En Intimidad de Hanif Kureishi un hombre abandona a
su mujer e hijos sin remordimiento alguno. En cambio, su heroína Katie se pasa la novela
torturándose con la idea de si se puede abandonar a la familia propia sin dejar de ser
una buena persona. ¿Es Cómo Ser Buenos una respuesta (semi)-humorística a Intimidad?
¿Está usted personalmente de acuerdo con la actitud de Katie?
N.H: No tenía la intención de que fuera una respuesta a Intimidad, pero
me doy cuenta de que los personajes tienen actitudes diametralmente opuestas. ¿Creo
personalmente que uno debería sentirse angustiado antes de dejar a compañero/a e hijos?
Pues sí.
TBR: Katie Carr, la narradora, es una mujer casada de 40 años,
madre de dos hijos, al borde del divorcio. Es la primera vez que ha empleado usted una
narradora femenina, argumentando que ella era la elección natural dada su necesidad de
describir la crisis espiritual del marido, David, de un modo indirecto. Declara usted
también que no le supuso ninguna dificultad especial usar su voz narrativa y que usó la
colaboración de sus amigas para evitar una posible falta de credibilidad en las palabras
y actos de Katie. Con todo, lo que más me sorprende de Katie es que suena muy envejecida
para ser una mujer de 40 años. Un crítico la describió como "una mujer
madura" y la percibí así hasta que me di cuenta de que no es tan mayor. ¿Qué
piensa el autor de esto?
N.H: Cualquiera que esté decepcionado puede sonar viejo, y Katie está
decepcionada. En cualquier caso, no estoy de acuerdo: no creo que el crítico quisiera ser
peyorativo, sino simplemente descriptivo - si a los 40 no se es maduro, ¿entonces
cuándo? Yo tengo 45 años, y no me siento atraído por las zapatillas de fieltro o por
irme a la cama a las 10:30, pero soy maduro. Cualquiera que no crea que a los 40 se es
maduro se ha tragado la propaganda lanzada por la publicidad y los medios de
comunicación.
TBR: David, el hombre más airado de Holloway, tal como proclama el
título de la columna que escribe, experimenta una repentina conversión
político-espiritual que le transforma en un bienhechor implacable. Cómo Ser Buenos
es de hecho el título del libro de autoayuda que escribe con su peculiar gurú, DJ
GoodNews. Katie, por su lado, está dispuesta a hacer el bien en dosis razonables (razón
por la cual es médico) pero rechaza el altruismo exagerado que amenaza con destruir su
estilo de vida de clase media. ¿Es su novela una muestra del reconocimiento conservador
del fracaso del liberalismo?
N.H: Si tuviera que resumirla de esa manera (y no es que quiera hacerlo) diría
que muestra el reconocimiento liberal de las contradicciones del liberalismo.
TBR: Esta novela no trata directamente el tema de la paternidad
pero tiene mucho que ver con su propia experiencia. Ha dicho usted que, en parte, la
conversión espiritual de David viene de las ofertas de ayuda "alternativa" que
ha recibido para curar a su hijo Danny del autismo que padece. Me parece que, a través de
la conversión de David, negocia usted simultáneamente en su novela la tensión entre su
escepticismo racional y el deseo perfectamente comprensible de que algo o alguien pudiera
efectivamente ayudar a su hijo. Hay algo más que me intriga al respecto: usted ha editado
una colección de relatos, Speaking With the Angel, para recaudar fondos para Tree
House, escuela que ha co-fundado junto a otros padres de niños autistas. Esto significa
que en su vida privada está usted haciendo el bien y que cree en la idea defendida por
David de que tal vez uno no puede cambiar el mundo pero sí la calle en que vive. ¿Por
qué, en cambio, es usted tan cínico respecto a los planes de David? ¿O la cínica es
Katie?
N.H: El libro no tiene "mucho" que ver con mi experiencia de la
paternidad - esa es una pieza pequeña de la trama, y no es realmente el tema del que
trata el libro. En lo que se refiere a Speaking With The Angel fue algo
relativamente fácil, que no invadió ningún espacio personal ni le costó nada a nadie -
en otras palabras, es una manera muy tradicional y relativamente indolora de ser
caritativo, dentro de límites bien definidos. La cínica es Katie, y creo que su cinismo
enmascara su pánico moral.
TBR: En el Capítulo 11, Katie ansía ser como Luke Skywalker en El
Imperio Contraataca y encontrar un maestro al estilo de Yoda que le pueda
"enseñar cómo hacer las cosas que necesito saber para sobrevivir el resto de mi
vida." Katie se siente incómoda porque está buscando "sentido y consuelo"
en las películas favoritas de su hijo y no en George Eliot, Wordsworth o Virginia Woolf.
"Pero bueno," dice ella, "esa es precisamente la cuestión, ¿no? Ya no hay
tiempo ni energía para Virginia Woolf." ¿Por qué debería ser Virginia Woolf el
referente imprescindible y no George Lucas - o Nick Hornby? ¿O se está usted burlando de
la visión estratificada que Katie tiene de la cultura?
N.H: Si vas a usar la cultura popular en general - y La Guerra de las Galaxias
en particular - para ayudarte en tu vida, te vas a dar cuenta de que tiene limitaciones -
o, por lo menos, eso espero. No está ahí para eso. Para mi Elvis Presley es más grande
como artista que Virginia Woolf, por todo tipo de razones, pero su habilidad para
filosofar y dar una nueva forma al monólogo interno de cada uno no es una de esas
razones. La cuestión es que ciertamente se necesita a ambos en la vida, y en cualquier
caso la preferencia por La Guerra de las Galaxias no es de Katie, sino de su hijo -
ella no está eligiendo sus propias opciones culturales.
TBR: Mi impresión final de Cómo Ser Buenos es que la conversión
al altruismo de David es una estrategia para despistar al lector ya que el libro trata
básicamente de la redefinición por parte de Katie de los límites dentro de los cuales
ella se puede sentir razonablemente satisfecha con el nivel material de su vida. Cuando
Katie decide volver a los brazos amorosos de la cultura, comprando un montón de libros y
CDs, se pregunta: "¿Puedo ser una buena persona y gastarme tanto dinero en bienes de
consumo caros? No lo sé. Pero sí que sé que no me sentiría bien sin ellos."
Parece que el mensaje final es una llamada a ser egoísta (o altruista) dentro de límites
razonables: el sentido común pasa a limitar los planes de David, y los hábitos
consumistas de Katie se justifican con la excusa de que ese gasta su dinero en cultura.
¿Es esta una lectura adecuada?
N.H: Sí, la conversión de David es una estrategia para despistar al lector dado
que está ahí tan solo para iluminar a Katie. No sé si querría ser tan reduccionista,
pero ciertamente su negociación de los límites es importante. Creo que la gente se ha
fijado en dilemas morales que no era mi intención plantear; el libro
acaba con una imagen desoladora de la vida familiar, y sin embargo uno o dos críticas que
me he permitido leer sugieren que el libro acaba con Katie redescubriendo la cultura, como
si el libro tuviera un final reconfortante. No lo tiene.