Comencé a escribir a la edad de 5 años
porque era asmática. Escribir siempre ha sido uno de mis juegos favoritos. Mi madre y mi
padre son maestros; ella de español y él de Historia, así que la casa siempre estaba
llena de papeles y de libros. Como yo no me podía trepar a los árboles o correr
bicicleta como los demás chicos del barrio, me dediqué a describir cómo
treparía el árbol más alto del universo y cómo correría bicicleta hasta la costa más
lejana de la isla y después seguiría por el fondo del mar hasta llegar a países lejanos
donde el aire fuera generoso con todos, hasta con aquellas a quienes les costaba trabajo
respirar. Y así fue como comencé a escribir. Luego se me quitó el asma, pero me quedé
con la costumbre. Creo
fielmente que fue la escritura quien me devolvió el aliento.
Cuando cumplí quince años conocí a una
mujer esplendorosa, mi única maestra de español que no era monja (estudié becada
en un colegio español de monjas dominicas) Su nombre es Ivonne Sanavitis. Tenía unas
enormes caderas paridoras y una melena indomable. Se pintaba mal los labios y le encantaba
andar para arriba y para abajo con una cámara fotográfica manual. Yo me volví loca con
ella. Y fue ella quien descubrió que a mí me gustaba jugar el juego de las palabras. Me
enseñó disciplina (escribir todos los días por una hora, editar poemas, leer como
endemoniada) y me dijo por primera vez que
había una profesión-oficio-vocación que le podía dar cauce a ese juego sin el cual ya
yo no podía respirar. Ese fue el comienzo de todo esto.
¿Qué relación ves entre Sirena
Selena y tu libro de relatos "Urban Oracles"?
No sé. "Urban Oracles"
es una colección de cuentos que recopila dos libros previos publicados en español
"Pez de vidrio" y "El cuerpo correcto." Como sabrás, mi
formación universitaria me dotó de métodos para establecer pautas críticas en la
lectura de obras literarias. Tengo un doctorado en Artes y Letras de la Universidad de
Cornell (New York.) y por estos pasados ocho años he trabajado como profesora de
literatura en la Universidad de Puerto Rico. Sin embargo, soy muy mala crítica de mis
obras (a propósito). No sabría decirte qué relación existe entre uno de mis libros y
el que le sigue. No soy lectora muy asidua de mis obras. Las escribo y las suelto.
Después que salen publicadas no las quiero leer más, y menos en formato de libro. Así
que honestamente no sé qué relación guardan entre sí.
Me imagino que lo que sí las une (porque
es eterna pasión mía) es una preocupación por la experiencia urbana caribeña. Me
obsesiona cómo se vive en las ciudades del Caribe, ese pegote de infraestructura
primermundista, visión alterada por los sueños "civilizados" de las naciones
que nos colonizaron, y la experiencia de un sol, una temperatura emocional, cultural y
física diferentes. También me interesa desarrollar un lenguaje musical que intenta
reproducir el "tono," "la cadencia" conceptual y sonora que se planta
frente a lo caribeño como experiencia profunda (es decir, no vista desde la óptica de lo
"exótico" o lo "turístico," sino desde una experiencia compleja e
integrada). Además, siempre tengo ganas de deleitar (seducir) al lector sin ofender su
inteligencia. Sé que mi actitud como escritora se fundamenta en un cierto
"desparpajo" ante lo intelectual y lo literario, sobretodo cuando se le toma
como homilía racionalista. No creo en el mito de la razón ni en las jerarquías que
apoya y sostiene. Así que me río un poco de lo erudito, lo "inteligente", etc.
Espero que esa sea otra de las cualidades que se dejan percibir en mi narrativa.
A juzgar por los cuentos, y por la novela, la sensualidad es un tema
preponderante en tu literatura, ¿por qué?
Porque la sensualidad es la
manera más directa de conectarse con el mundo. Sin los sentidos no vemos, ni olemos, ni
tocamos, ni oímos, ni gustamos del mundo. El resto es derivativo. El pensamiento es la
huella de los sentidos y a veces su trampa. Por querer escapar de la trampa, regreso a la
sensualidad. Quizás así podamos repensar el mundo de una manera más íntegra. Aunque,
tampoco soy ingenua. Sé que el cuerpo es un espejo oblicuo y que los sentidos tampoco son
el lugar de la pureza, ni del acceso directo a la Verdad. Pero, yo nunca he aspirado a la
pureza, y mucho menos a la Verdad. De hecho, las rechazo. No creo que sirvan para mucho,
ni la del cuerpo, ni
la de la escritura, ni la de la razón. La pureza y la Verdad son asépticas. Y lo
aséptico no es buen caldo de cultivo.
En la novela exploras un mundo
considerado marginal: el del transvestismo y la transexualidad. ¿Por qué? ¿Está basada
en una historia verdadera? ¿Alguien cercano a ti?
Yo no creo en marginalidades
fijas, quizás porque pertenezco a varias. Soy mujer, negra, caribeña y quién sabe qué
otras cosas más que me colocan en un margen. Pero he observado que este margen siempre es
móvil. A veces estoy en el centro (por cuestiones de educación, de clase quizás) y a
veces soy la abyecta (por razones de piel, por pertenecer a un país colonizado por
EE.UU.). Precisamente por esamovilidad me doy permiso para transitar por varios mundos,
por varios márgenes, a veces hasta por el centro. Y así me conecto con la gente que,
como yo, anda visitando por ahí, transgrediendo fronteras sociales.
Mi novela no está basada en una historia
real, sino en una vivencia propia. Trabajé por algún tiempo en ACT-UP Puerto Rico, una
organización que
intentaba llevar información a las comunidades de alto riesgo de infectarse de SIDA. A
causa de este trabajo descubrí "El Danubio Azul," un antro travestí de mala
muerte en donde conocí y me hice amiga de muchas muchachas del ambiente. De sus historias
salió la Sirena. En cierta manera, todas ellas son sirenas cantándome en la noche,
seduciéndome con sus tonadas al arrecife de fantasía en donde viven y desde el cual se
reinventan.
Con un doctorado en Artes y Letras de Cornell, ¿por qué escribes en castellano?
Porque es la única lengua que se me hace
propia en estos momentos. Ya me gustaría a mí poder escribir en mi lengua original
(¿yoruba?, ¿bantú? ¿alguna otra lengua africana? Con la trata de esclavos se borró la
huella de mi origen, así que no sé la lengua original que me correspondería hablar)
Pero, por alguna razón nací en Puerto Rico y aquí la lengua literaria, la de
resistencia cultural, en la que se expresan las pasiones y las rabias, es el español.
Así lo quiso la historia. Además, no me gustaría quitarles su sustento ni su placer a
los traductores.
¿Qué escritores son importantes en tu trabajo y en tu vida?
Muchos, la mayoría poetas. César Vallejo, Pizarnik, Idea Vilariño, el Octavio Paz de
"Piedra del sol," algunos poemas de Jaime Sabines algo de Cintio Vitier, mucho
de Oh Sae Young y de Illan Berk. Soy esencialmente lectora de poesía. Me gusta la
narrativa también. Cuentistas: Manuel Ramos Otero de Puerto Rico, Augusto Monterroso,
Roberto Bolaños el chileno, las novelas de María Luisa Bombal. Ayi Kweyi Armah el
novelista de Ghana, Salman Rushdie, Toni Morrison, Banana Yoshimoto y Kenzaburo Oe de
Japón. Jean Genet y la Margarite Youcernar (sobretodo sus Cuentos orientales) de
Francia. Leo literatura de todas partes del mundo, sobretodo si es contemporánea.
No me gustan casi nada los clásicos: Dostoyevski, Chéjov, Stendhal, Dickens, Melville.
Yo me mato leyéndolos, pero me dejan igual. No sé por qué.
La literatura puertorriqueña no es muy conocida en Europa, podrías
hablarnos de los escritores de la isla que consideras importantes y por qué.
Esto es un país de poetas, como la mayoría de los países del Caribe. Novelistas hay
pocos. Creo que entre ellos y ellas habría que destacar la obra de José Luis González (Al
fondo del caño había un negrito, La carta y La noche que volvimos a ser
gente son de los mejores cuentos de la narrativa hispanoamericana) y Luis Rafael
Sánchez, sobretodo La guaracha del
Macho Camacho que a mí me gusta mucho. Narradoras (en femenino) hay bastantes. Las
más conocidas son Ana Lydia Vega (Premio Casa de las Américas y Juan Rulfo) con quien me
siento muy afín, Magali García Ramis y Rosario Ferré. De Rosarito lo más que me gusta
es la noveletta Maldito amor, que fue previo a que se pusiera a escribir en
inglés. Tengo que admitir que lo que escribe ahora no me gusta. No hablo de valor
literario, tan solo de mis gustos. No me gusta la literatura confesional. Creo que Manuel
Ramos Otero, un narrador muerto en 1991 de Sida, es el mejor escritor puertorriqueño que
ha dado el país. Es excelente, una de mis influencias más presentes y frecuentes.
¿En qué trabajas ahora? ¿Qué planes futuros tienes?
Estoy trabajando en varias
novelas: una de ellas es histórica y la otra,detectivesca. Mis planes futuros más
importantes en nada tienen que ver con lo literario. Estoy buscando novio.
¿Qué esperas de la publicación de Sirena Selena vestida de Pena en
España?
La fama y la fortuna. No, en
serio, espero llamar la atención del público hispano parlante y crearles una curiosidad
por la literatura y por la cultura
puertorriqueña y caribeña en general.
¿Cuánto de ti hay en Sirena?
Mucho. Yo siempre quise ser
travesti. A mi manera, lo soy.