AS: En las dos entrevistas anteriores
observé y parecía obvio, que había una falta de mujeres en la poesía catalana
contemporánea. Simplemente, la pregunta es: ¿Dónde están las mujeres?
DM: Bueno, mujeres hay. Lo que pasa es que el mundo de la poesía está muy cerrado
a las mujeres, por lo que yo noto.
AS: Quizás, como dice Eduard Escoffet, los poetas
más famosos dentro de cinco años sean mujeres.
DM: Según la generación. Las chicas que tengan ahora de veinte a treinta años,
tienen una mayor igualdad. Pero los hombres de mi generación, diez años mayores o
menores, siguen con el rollo machista, aunque se trate sólo de una tendencia. No creo que
esta gente lo haga a propósito... por ejemplo, cuando Cave Canis (esta revista que
murió, aunque algunas sigamos vivas) desapareció, fui a decir este hombre que la llevaba
que allí no había mujeres y me respondió que sí, sí, que le gustaba mucho que le
hiciera aquella reflexión, pero, nada más... Los círculos cerrados de los vanguardistas
parecen un reducto masculino. En la poesía de la experiencia quizás entran de mejor
manera, en cambio en la poesía, digamos, experimental, en general la mujer no ha sido
considerada poéticamente.
AS: ¿Aquí en Cataluña o en general?
DM: Fui a un congreso de mujeres escritoras, en Canarias. Allí las mujeres se
quejaban, pero, no conozco la situación, por ejemplo, de las mujeres en Francia; no sé
si están igual. Dentro de la literatura, por ejemplo, el tema del amor siempre ha sido
siempre se ha tratado desde el punto de vista del hombre enamorado de una mujer. O de una
mujer que llora por el hombre que la ha dejado. O sea, que poéticamente está muy
estereotipado. Es dificíl entrar en este canal. Porque hay otras escemas que no son los
literarias. Yo misma, cuando quiero hablar del amor, siempre tengo miedo de parecer
imbécil. Sí, porque me puedo mover en el terreno del lloro, que es lo que han hecho
sistemáticamente las mujeres: llorar.
AS: ¿Y sí te encuentras en otro terreno?
DM: Me siento en un terreno inseguro, porque es como el lenguaje de ellos, su
actitud, no sé si lo explico...
AS: Esto lleva a la típica pregunta: ¿Debemos
ser "como" los hombres y usar el lenguaje establecido por ellos?
DM: Es que tratar de ser como un hombre me parece una
tontería, no se puede, tendríamos que haber nacido con pelotas y la naturaleza y tal te
marca. Pero claro, coño: busca un lenguaje para expresarte, porque toda la tradición es
masculina y el punto de vista lo es también, con algunas excepciones.
AS: ¿Crees que ya
está cambiando?
DM: Pienso que hay una diferencia entre narrativa y poesía. En poesía no creo que
esté cambiando. Si en este siglo miramos las poetas que hay, con algunas excepciones,
como Maria Antonia Oliver, la señora de la escuela mallorquina que sale nombrada de
refilón entre hombres importantes, el resto de las mujeres... está la mujer de Carles
Riba, pero es la mujer de Carles Riba. Eso huele mal. Después hay otra mujer, que
también es conocida, Rosali Leveroni, quien vivía en Cadaqués y se relacionaba con
estos escritores. ¿Quizás la clave está en relacionarse con ELLOS?
Y después hay un caso muy curioso, que
es de la generación de los setenta, que hay una mujer que es María Mercè Marçal, que
bien, tiene detractores, pero para mí es la mujer... no la mujer, es el ser humano más
interesante poéticamente de su generación. Por el uso que hace del lenguaje, por las
técnicas de la canción que incorpora, por la temática, por la fuerza de su discurso...
Y a esta mujer le han hecho un libro de homenaje sólo después de muerta. No sé, pero me
resulta extraño, porque pienso: ¿ es posible que haya narradoras, novelistas y en cambio
no haya poetas? Creo que es como la última habitación de un castillo, un sitio cerrado,
donde te dejan entrar para tomar una copa, pero ...
AS: ¿Y después de la copa te tienes que ir?
DM: A volver a tus dependencias. No sé, no pienso que la gente con que me muevo
realmente sea machista.Es una tendencia. Con las chicas más jovenes que veo me parece que
hay un mayor equilibrio. Con Francesc y con Eduard, hay más recitales mixtos...
AS: Eduard Escoffet dice que no puede conseguir el
40% de mujeres, que hay mujeres que escriben, pero que no salen a los recitales.
DM: Esto no lo sé, sí que hay mujeres. Claro, está este círculo, pero también
hay otros círculos, donde hay algunas mujeres. De diferente historia poética...
AS: ¿Con estilos más o menos comunes entre
ellas?
DM: Sí, veo más en la poesía de experiencia: miran la vida, sacan conclusiones y
las pones imágenes. Siempre me he quejado de esto. Es que, fíjate, a mí, la primera vez
que me llamaron para recitar fui porque tenía ganas de gritar, a quien fuese... Me
acuerdo de que cuando me llamaron, me dijeron: "Ven, porque eres la única mujer y si
no vienes nos dirán que somos unos machistas." Quizás era una broma, pero claro lo
dijeron. No quiero decir que no haya mujeres, hay un montón. En Cataluña levantas una
piedra y te salen veinte poetas, como mínimo.
AS: ¿Puedes hablar un poco de tu propio estilo,
de los haikus de caminiones, cómo has empezado esto?
DM: Escribí primero el Llibre dels homes donde me quejo de los hombres, una
respuesta al Llibre de les dones, de Jaume Roig, del siglo XV. Después, esto de
los haikus era porque para mi un haiku me permitía dar una visión sin resolverla. La
poesía en cierta manera, resuelve. Esto es como ir por la vida, ver imágenes que quizá
te dirán algo, y si no quieren decir nada, pues nada. Era la misma idea, muy tópica, una
carretera y un camionero, no sé por qué, porque es fuerte..
AS: ¿Es un hombre?
DM: Soy yo, pero tampoco soy yo. A veces, te los miras y son tan simples... Dices:
esto no es nada. Pero cuando estás escribiendo, te sientes muy bien, luego cuando dejas a
escribir y te lo miras...
AS: ¿Tienes más libros, aparte de estos dos?
DM:Tengo otro que se llama Esgarrips son como alaridos, gritos. Y después
tengo unos Sonets de la mala llet. Pero se me acabó la mala leche en el 93 y no
sé cuando me volverá. Y después algo que tiene Victor Nik, Gitana Rock, que él
ilustrará. Publicaré los haikus este año, y el resto no sé.
AS: ¿Sales mucho a recitales?
DM: Normal, mucho, mucho, no. No soy profesional. Me ha gustado mucho recitar con
Enric [Casassas] y todos, porque es muy vital. Muchas veces se crea como una energía,
como una locura poética. Y esto me gusta, hay momentos en que tengo muchas ganas de
decir, de comunicar y otros cuando no las tengo. Este Victor se enfada mucho, yo soy un
poco lunática y, claro, cuando me sale, me sale. Y si no, no puedo. El otro día para
recitar me tuve que tomar seis cervezas.
AS: Las poetas catalanas tienen más en común con
los poetas catalanes o con las mujeres de otros países?
DM: Supongo que mitad y mitad. De la literatura catalana lo que me interesa es la
literatura medieval y, de mi época, Enric. Y de este siglo, Ferrater y Vinyoli. Pero
mucho es de fuera. La literatura sí que tiene nacionalidad, pero lo que importa es lo que
te gusta, ¿no? No importa la nacionalidad, que sea chino, lo que sea... Lo que importa es
que lo entiendes, que está traducido y que te gusta.
AS: ¿Cuáles son tus influencias? ¿Tus gustos?
DM: Pico de todos, pero no me quedo con ninguno. Me puedo sentir cerca de
determinadas poetas, pero no me gusta nada la poesía de la experiencia. Y lo que me
repugna bastante también es la poesía del diseño. Esta poesía, coge de la vanguardia
algunas técnicas de diseño. Coge las técnicas, usa palabras muy modernas, crea
imágenes de una determinada manera, cosas no se pudieron hacer antes, pero es muy
superficial.
AS: ¿Cómo describes tu propia poesía?
DM: Creo que es vital y musical.
Dolors Miquel puede ser contactada a través de la Barcelona Review bar_rev@retemail.es
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